Aunque
parezca una historia sacada de un cuento de hadas, sus protagonistas son de
carne y hueso. Ambos, un soldado bielorruso y una ardilla recién nacida, han
conmovido al mundo con su aventura, una historia de amistad y humanidad que
supera los prejuicios entre especies. Sirviendo en el ejército bielorruso, el
soldado Pyotr se encontró a los pies de un árbol a una cría de ardilla. Estaba
desnutrida y deshidratada, inconsciente y a punto de morir. Como si fuera su
ángel de la guarda se la llevó consigo y, dándole calor y cariño, y
alimentándola cada cuatro horas con una jeringuilla, logró devolverle la vida.
Durante los dos años en que sirvió en el Ejército bielorruso, la ardilla fue su
fiel compañera. Cuando se licenció, nunca se le pasó por la cabeza separarse de
su querida Minsk (así se llama la ardilla) y se la llevó consigo. Las imágenes
hablan por sí solas. Ahora Pyotr, que trabaja como taxista, tampoco se separa
de su amiga en las horas de faena, para sorpresa de sus pasajeros, a los que
emociona al contarles la historia del pequeño animal. Minsk está registrada y
cuenta con su cartilla sanitaria veterinaria como es debido. Además, se lleva
de maravilla con el otro miembro de la familia, un precioso gato con el que
también comparte su vida y hogar Pyotr. Os deseamos una larga y feliz vida a
todos. Gracias a todos los que en cualquier lugar del mundo hacen con su
empatía y respeto hacia los demás seres que este sea un mundo mejor.
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