lunes, 23 de abril de 2012

El poder de una mascota

El poder de una mascota
Por Luza Alvarado


Cuando me separé de mi ex novio, no tenía cabeza para nada ni para nadie, pero tampoco quería estar sola. Una amiga me sugirió cuidar una mascota y me gustó la idea.
Después de mucho pensar en la más adecuada a mi forma de vida, decidí que una tortuga era lo mejor para empezar.
Obviamente, no era como el perro que tuve en la adolescencia, ese que me llenaba de cariños calentitos y me movía la cola emocionado cuando llegaba cansada de la escuela, mirándome con su carita sonriente. Sin embargo, cuidar a mi pequeño anfibio me
ayudó a salir de mí misma, a poner a un lado mi drama emocional y a avanzar de nuevo en la vida. Ahora, además de una nueva relación, tengo un par de mascotas: mi tortuga y una perrita de dos años. Puede parecer cursi, pero su
compañía me ha vuelto más maternal, más cuidadosa y sensible ante las necesidades de los demás.
Mascotas para sanar
Explorando un poco el por qué de esta sensación, me topé con el sitio de Delta Society, una asociación en Estados Unidos especializada en dar terapia con mascotas. Según manifiesta el sitio, el proceso de cuidar a otros (tocarlos, protegerlos, alimentarlos y abrazarlos) genera las mismas reacciones fisiológicas y sentimientos que ocurren al recibir cuidados. Esto querría decir que cuidar a otros nos hace sentir como si nos estuvieran cuidando. "Por eso los amos están tan seguros de que sus animales domésticos les dan muchísimo amor", concluyen los expertos de DS.
Pero eso no es todo. La Universidad de Azuba, Japón, afirma que "al jugar con sus mascotas, las personas sufren en su interior un estallido de una hormona asociada con el instinto maternal, el enamoramiento y el placer. Se trata de la oxitocina, conocida también como la "droga del amor", que disminuye el estrés, combate la depresión e influye en la construcción de la confianza entre las personas".
Ya se sabe que cuidar correctamente a una mascota genera grandes beneficios en la salud física, mental y emocional. Sacar a pasear al perro o jugar con él en el jardín nos permite ejercitar el cuerpo, socializar y cambiar de aire cuando menos una vez al día.
Al igual que como Delta Society, hay otras organizaciones, como People Animals Love, que piden a los amos que presten a sus mascotas el fin de semana para que éstas convivan con distintos grupos vulnerables, niños enfermos, gente de la tercera edad, mujeres en situación de maltrato, etc. Los resultados, sobre todo en niños, personas de la tercera edad y adultos con problemas cardiacos o trastornos alimenticios, han sido magníficos: entre otros beneficios, bajan los niveles de colesterol, se reducen los problemas cardiacos y se sana más pronto y se gana confianza en la vida. Lo sorprendente es que, en la mayoría de los casos, el simple hecho de mirar y acariciar a la mascota reduce la ansiedad, tranquiliza la respiración y reenfoca los pensamientos hacia una vía más positiva.
El animal que llevamos dentro
Estoy convencida de que hay algo en nosotros que no termina por desaparecer a pesar de tanta "civilización". Me refiero a esa necesidad de contacto con la naturaleza, a ese instinto que nos habla desde lo más profundo de nuestra memoria genética. Creo que el bienestar que llegamos a sentir al cuidar una mascota, una planta, un jardín, o al salir de nuestras cuatro paredes para dar una caminata en el parque, es una forma de reconfortar al animal que fuimos durante miles de años y que ha sido domesticado por la cultura.
Ese animal que somos y que sigue reaccionando -sin ser muy consciente de ello- ante los cambios de estación, la intensidad de la luz o los niveles de humedad, necesita salir de su letargo de vez en cuando para recordar que está hecho de lo mismo que el resto de la naturaleza.
Más allá del ritmo y el orden que una mascota puede traer a nuestro día a día, más allá del lazo que establecemos con un ser vivo que depende de nosotros para vivir, me parece que también está la posibilidad de sensibilizarnos para no olvidar que todavía somos parte de la naturaleza.
¿Tienes una mascota? ¿Qué beneficios ha traído a tu vida?

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